miércoles, 28 de diciembre de 2011

El día del estreno

Finalmente, el viernes 16, en nuestro estreno, con muchos nervios, por el poco tiempo de ensayos y por la exigencia de una pieza en que había que improvisar a partir del momento en que el público eligiera actuar también, nos lanzamos al experimento. A las 8 p.m. era la presentación, pero a esa misma hora apenas teníamos cuatro personas de público. Primero llegó Jaime, nuestro amigo que nos ha dado posada aquí en Rio ya dos veces. La primera, cuando vinimos en julio, de paso hacia Curitiba, y la segunda ahora, cuando llegamos desde Salvador, a comienzos de mes. Yo sabía que él iba a tener que contar algo en relación con el espectáculo de hoy, y esperaba sinceramente que pudiera venir. La noche anterior él os confirmó que venía seguro. Así que era nuestro único amigo seguro que vendría. Los amigos Bulcao tuvieron que adelantar un viaje y eso les impidió venir. Mientras que Sergio y Angela, la otra pareja de amigos que conocimos en casa de los Bulcao no se habían mostrado muy seguros de poder venir. María José llegó de quinta, y amigos de los demás participantes del taller fueron llegando cuando la presentación ya había comenzado.

La sesión de teatro del oprimido la abre un(a) coringa, cuya función es animar al público a participar, aplicando las técnicas propias del teatro del oprimido. Este día, la coringa fue Claudia Simone. Comenzamos a las 8:10 para dar tiempo a más gente a llegar, pero no fue mucha la mejoría. Claudia propuso un juego de concentración a los asistentes, al cual los pocos que había se fueron animando con alguna timidez al comienzo. Después con poca antesala ni explicaciones, dejó el espacio para la obra “Por excesso de contingente, sai prá lá minha gente”. Los amigos aplaudieron y comenzamos la obra. Fernanda, a través de un televisor imaginario puso a soñar a Weber (Fausto) con una vida mejor en el país de los verdes. Claudia y Estefany pusieron dificultades antes de dar el visado en el pasaporte. Cris y la misma Estefany, con otro personaje, dieron la bienvenida por anticipado al futuro y al éxito a un Weber que ya volaba por las nubes del mundo sin fronteras que el conquistaría para regresar y ser el rey de su ciudad.

A partir de allí, sólo faltaba que Weber (Fausto) volara a ese otro país soñado. En la fila de inmigración, después de Claudia, quien venía del país rosa, pero con ascendencia verde, la ve pasar a ella, alegre. Luego llega su turno, pero desde el primer momento, el oficial de inmigración encuentra algo extraño en su pasaporte, así que va a consultar con el jefe. El pasaporte es colorido. Al jefe no le gusta que venga gente del país de los coloridos, opina que son una carga para su país, que está entrando en un período de crisis. –Colorido… Muito estranho… dice, y su guardia de seguridad de la oficina repite estas palabras marcial y cómicamente. Hace seguir al colorido misterioso para hablar personalmente con él, pese a las dudas y advertencias de peligro que le hace el oficial de inmigración.

- De modo que usted es del país de los coloridos…
- Sí señor, soy colorido, sí señor.
- ¿Qué viene a hacer en nuestro país?
- Vengo a estudiar, es una maestría en … Aquí está la documentación que lo certifica.
  (al girarse sobre su bolso para sacar la documentación, el guardia de seguridad reacciona alerta apuntando con su arma hacia el bolso)
- Está seguro de que viene a estudiar?
-Sí señor, claro! Ya está todo arreglado en la universidad, incluso ya pagué este semestre.
- Puede demostrar que tiene dinero suficiente para estudiar sin trabajar? (no va a quitarle el empleo a uno de los nuestros, siendo usted del país de los coloridos)

El jefe, dice varias veces “extraño, muy extraño”, “colorido”, o cualquier otro adjetivo que descalifique a Fausto. Siempre, el guardia de seguridad lo repite con la misma cadencia, entre militar y cómico, mientras observa al público de lado a lado. En este punto interviene la “aliada” del oprimido (para usar lenguaje del teatro del oprimido”, tanto el opresor como el oprimido tienen sus aliados, aunque los del opresor suelen ser más evidentes). Que es la siguiente viajera de la fila. Una mujer del país de los verdes que regresa de un viaje por el país de los coloridos, y desplegará todos los argumentos posibles para favorecer a Fausto y asegurar que pueda entrar, amparada en lo bien que la trataron, en la calidad humana de los coloridos que la acogieron, en el derecho a la libre circulación, y en últimas en el derecho de su propio país verde.

- Disculpen, ¿alguien me puede explicar qué es lo que está sucediendo aquí?
- No es nada señora, espere su turno se trata de un procedimiento de rutina.
Etc.

Un poco más adelante en la conversación, cuando el jefe escucha las quejas de ambos –Fausto y su aliada de ocasión-, responde finalmente, que no cree que Fausto realmente sea del país de los coloridos. Sino que su pasaporte es falso y con casi toda seguridad es del país de los rojos, señalando un cuadro de “Se busca”, que reproduce una imagen similar a la de Osama Bin Laden. Tan pronto se escucha la palabra “rojo” en escena, el guardia exclama, de nuevo girando hacia el público para agrandar el gesto:

- ¡Rojo! ¡Debe seer uunaaa Boooommbaaa!

En cámara lenta, la oficial de inmigración y el guardia se dirigen hacia Fausto, y le quitan el bolso. Retornan a velocidad normal. La viajera retornada dice que esto es absurdo. Fausto repite con desesperación sus argumentos ante el jefe. Pero este dice:

-No quiero saber!... (sube a la mesa del despacho)… y “por excesso de contingente, sai prá lá minha gente”

Todo se congela, salen los demás actores y cantan todos una canción carnavalesca que hace ironía sobre la idea de xenofobia (disculpas, he olvidado la canción, pero pongo versos sueltos con la esperanza de poderme acordar después).

Voce chegou e quer ficar
...
A gente aqui nao te vai deixar
...
Não te conheço, não!
nem quero conhecer
...
voce aqui não vai entrar
...
Que a gente vai te humilhar

Aplausos! Los amigos están contentos. Claudia aparece en escena y propone al público cambiar la historia poniéndose en el lugar del protagonista: Fausto.

Esta noche aparecieron cuatro voluntarios. El primero fue muy amable y como estrategia asumió presentarse como un especialista en desarrollo que venía a presentar una tecnología del todo necesaria para mejorar la calidad de vida de todos los habitantes del país verde. En segundo lugar, María José, cambió el argumento y dijo que no venía a estudiar, sino a reunirse con su esposo que ya está aquí en el país de los verdes y que es su derecho reunirse con él por reagrupación familiar. En tercer lugar, una señora, pidió entrar en escena desde el avión. En el viaje ella se hizo amiga de todo el mundo y explicó a los pasajeros su situación previniéndolos sobre los problemas que le iban a poner en inmigración por ser del país de los coloridos. Entonces acordó con ellos que la dejaran pasar en primer lugar para que todos pudieran atestiguar que todo lo que ella dice es cierto. No recuerdo lo que planteó el cuarto voluntario, pero si recuerdo que al día siguiente, ua señora diferente propuso simplemente entrar en escena después de ver la información sobre las oportunidades en el extranjero por televisión, y no se dejó convencer de los amigos para ir a ese país del cual la televisión dice una cosa y los amigos que ya fueron dicen otra.

Nuestro amigo Jaime, el que llegó de primero a la presentación, en la trasescena, después de la presentación, nos compartió una historia similar, pero ocurrida en un aeropuerto de EE.UU. a diferencia de la historia original, de Weber que había ocurrido en Inglaterra. A Jaime lo apresaron por varias o horas y lo asustaron con la idea de meterlo directamente en la cárcel bajo la sospecha de que llevaba cocaína en el estómago, en el interrogatorio, le dieron opciones como confesar, o esperar siete horas, perdiendo el avión de la conexión, hasta que tuviera dos deposiciones para demostrarles que no era mula, como él decía. Varias veces lo intentaron chantajear con la idea de que si confesaba ahora le rebajaban diez años de condena.

En fin, un tema muy largo para seguir desenrollando. Los amigos que participamos en el taller y que montamos la pieza, estamos pensando en crear un grupo de trabajo sobre xenofobia en los aeropuertos y buscar alternativas para hacer representaciones sobre este tipo de situaciones que ayuden a transformar esta situación de injusticia que en nuestros días se ha hecho tan común y en general la mayoría de la gente acepta como algo a lo que hay que someterse en nombre de la seguridad.


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